DISCURSO DE GRADO

Buenas tardes,
Cuando hicieron la propuesta y yo me auto promoví como candidato para pronunciar unas palabras en la ceremonia de grado, no me imagine enfrentarme a una tarea tan difícil…si lo llego a vislumbrar, entonces no me afano tanto alzando el brazo para que me escogieran “democráticamente” solo a mi…caramba, es que parecía yo solterona en fiesta de matrimonio tratando de agarrar el Bouquet… ¡que vergüenza!
La dificultad esta en expresar los sentimientos y sensaciones que tenemos esta tarde mis compañeros y yo, sin caer en la misma palabrería pegajosa  y re-entintada que escuchamos  a cada rato en este tipo de ceremonias y que evocan mas el mensaje de una tarjeta de día de madres, que los verdaderas emociones que alojamos entre pecho y espalda.
En un día como hoy, en el que las impresiones son mas profundas, describirlas, aunque ustedes no lo crean…es una misión de alta complejidad. En este instante, decir gracias es muy diferente a estar agradecido, estar feliz no es lo mismo que sentirse en dicha plena, y decir termine mis estudios no se equipara con gritar a viva voz…hoy he logrado alcanzar una gran meta. Estoy seguro que todos sentimos en nuestro interior una gran mezcla de emociones…satisfacción, agradecimiento, felicidad, y queremos compartirla con todos los que están a nuestro lado y no encontramos mejor forma que sonreír y esperar a que se nos suelten algunas lagrimas…la mejor forma que he encontrado yo, es relatar brevemente, se los juro por lo mas sagrado, lo que ha sido mi experiencia personal en esta institución …estoy seguro que muchos de ustedes encontraran coincidencias y se sentirán identificados con mis vivencias.
Antes de dar inicio a mí relato, quiero agradecer a Dios, por brindarnos a mis compañeros y a mí, la oportunidad de estar en esta ceremonia y en este recinto, recibiendo nuestro diploma el cual colocamos a disposición suya y de la sociedad.
Mi recorrido académico, tengo que confesarlo, nunca fue brillante, es mas, ni siquiera estuvo cerca de lo mínimo aceptable, y siempre estuvo lleno de altas y bajas…mucho mas las bajas que las altas, cabe aclarar. A duras penas, logre graduarme de bachiller y por cosas del destino o por obra y gracia de tanta repetición, logre obtener un buen puntaje en las pruebas nacionales y así pude ingresar fácilmente a hacer parte de el ambiente universitario, experiencia que resulto ser tan desastrosa y decepcionante como la vivida en la época escolar. Este paso fugaz y tortuoso por varias universidades de la ciudad, solo lograron hacer mas profundas las frustraciones y los complejos que ya había alimentado en mi interior en los inmediatos años pasados. Nunca nadie pudo entender el porque de mi bajo rendimiento, pues varios y serios estudios que me fueron realizados en su momento, demostraban sin lugar a dudas, no solo que carecía de algún tipo de retraso mental, sino que además era yo dueño de ciertas capacidades que me permitirían desarrollarme intelectual y académicamente como cualquier persona normal.
Yo mas que nadie, sentía que no había esperanzas, pero aun en el fondo tenía la necesidad de desarrollarme como profesional, pues me lo exigía mi estatus laboral, se lo debía mis padres y también me agobiaba la preocupación por no avanzar y quedarme sumido y estancado en una rutina sosa y perenne, mutilado por la pereza y rugiéndole al mundo todas mis frustraciones.
Entonces alguien me hablo de la UNAD, me la menciono y me la recomendó ampliamente, incluso se ofreció a acompañarme. Yo decidí acercarme y tímidamente y con muchas dudas, me inscribí. Entonces me di cuenta, desde el primer día, que mucha de la apatía que sentía se debía a que simplemente yo no encajaba en lo que la tradición y la costumbre dictaba intransigentemente…y si, lo acepto, soy y siempre he sido distinto, mas raro que un perro a cuadros, como me han dicho muchas veces, pero al fin pude encontrar ese lugar diferente en el cual me sentía a gusto y en el que la llama de la ilusión volvía a encenderse.
Por favor, no me malinterpreten por usar la palabra diferente, simplemente me refiero a que en la UNAD, pude encontrar un ambiente muy distinto al que había experimentado en otros sitios, acá todo el mundo me trataba de manera muy amable y sonriente, el rector de esa época nos recibió con una apretón de manos y los tutores a quienes nosotros todavía por costumbre les decíamos “profe” se les notaba mas el interés en explicarnos el estilo académico y la filosofía de la Universidad, que intentar amedrentarnos con un trato intransigente e imperativo.
Me sentí a gusto desde el primer día, en un salón atestado por gente de todos los colores y de todas las edades y condiciones, sin duda este tipo de diversidad incentivo más mi interés, pues entendí enseguida el concepto de Universidad Abierta. Desde el primer día me di cuenta que esta no era una universidad de calificaciones, de exámenes ni de quizzes sorpresivos enfocados simplemente a aterrorizar a los estudiantes y a tenerlos controlados como maquinas alimentadas por el estrés. Acá no se habló ese tarde de pasar lista ni de perder la materia por acumular 3 fallas, ni de lo difícil que iban a ser las asignaturas y que el examen final lo aprobaban solo unos pocos, tampoco se hablo de las fechas de las habilitaciones ni del peligro de expulsión de la universidad por bajo rendimiento académico…todo lo contrario, en la UNAD se dedicaron a brindarnos una cordial bienvenida y a recalcarnos que solo de nosotros dependía nuestra educación, que nuestro esfuerzo y dedicación eran mucho mas importantes que una nota y que convertirnos en tecnólogos y profesionales no era un sueño imposible de alcanzar…es mas todos los tutores nos suministraron sus números telefónicos y direcciones electrónicas situación que yo no había visto nunca…ni en una película gringa.
El acomodarse a una nueva filosofía de aprendizaje fue una experiencia compleja para muchos, para mi, fue una grata novedad, pues al fin y al cabo, en muy pocas ocasiones me había dedicado a estudiar de verdad y a conciencia y en el pasado solo me preocupaba por que se me prendiera el bombillo o atinar a copiarme bien durante los exámenes. En la UNAD era distinto, eso de los exámenes no era la costumbre ni una norma rígida y siempre tuvimos la oportunidad de socializar nuestros productos y trabajos, lo cual marcaba una notoria flexibilidad comparado con el rancio egoísmo que observe durante mi paso por otros centros académicos.
Lo mejor de todo fue que la amabilidad y la disposición mostrada por los tutores y el personal administrativo en la primera oportunidad, era una constante y no una actitud pasajera de primera vez, como lamentablemente se nota en muchas situaciones y lugares. Si bien es cierto que los tutores desde el primer día dejaron en claro que su función no era la de recitar clases, y que en la UNAD el aprendizaje es autónomo, siempre estuvieron mas que dispuestos a brindar su guía y su experiencia y nunca jamás a ninguno se le noto un gesto de desgano o despectivo hacia algún requerimiento y a ninguno le escuche frases como: Ahorita no se puede, Estoy ocupado, Vengase mas tarde o la próxima semana mejor, Eso no es conmigo, pregúntele a Zutano…o la muy popular: Ya es demasiado tarde y ahora es imposible hacer algo…ya le toca esperarse hasta el próximo semestre…si ve, para eso dejan todo para ultima hora. No…aun siendo verdad que los estudiantes siempre dejamos todo para última hora, los tutores y coordinadores nunca me hicieron sentir como un “Ya no se puede” y siempre estuvieron dispuestos a atenderme amablemente y brindándome la confianza que siempre existe una solución. Lo mismo tengo que decir del personal administrativo y de registro y control quienes siempre mantienen su espíritu colaborativo aun cuando se llegue  al ultimo minuto y cargando una resma de inconsistencias, excusas y problemas.
Repito y no se confundan, la cosa acá siempre fue amable y cordial, pero nunca fácil ni regalada. Los días de transición y empalme del sistema tradicional a la plataforma virtual fueron caóticos y  en esa época hicieron su aparición muchas de nuestras canas y algunas ojeras que hoy lucimos orgullosos en la victoria cual si fueran citarices de batalla. La plataforma virtual esta muy lejos de ser un paseo y junto con las módulos ,los trabajos de reconocimiento y los trabajos colaborativos nos hicieron triplicar esfuerzos…tanto así que por un momento llegue a confundirme y casi presento este discurso en un mapa conceptual y con unas diapositivas de PowerPoint. el examen final del 40 por ciento merece capitulo aparte, pues quien no tuviera bien asegurado su 60 por ciento y no se preparara bien, corría el riesgo de ver transformado su portentoso 4.5 en un lastimero y arrastrado 3.1 en el mejor de los casos. A mas de uno de los aquí presentes, téngalo por seguro, se nos daño el caminado, como se dice popularmente, con el examen final. También merece mención de honor la opción de grado, en el cual opte junto con mi grupo de compañeros, por una trabajo de profundización, cuyo desarrollo y elaboración exigió de nosotros muchísimo mas esfuerzo de lo que habíamos imaginado y en el que se dejaron mucho sudor y lagrimas, es mas, nuestras sesiones de estudio, bien pudieron ser el tema central de un reality show…gracias al cielo salimos todos triunfantes al final y nos sentimos como si hubiésemos ganado los 500 millones de pesos.
En la UNAD, siempre se nos brindaron las mejores oportunidades para desarrollarnos…de la editorial, pasamos a tener un ambiente virtual al cual podíamos acceder fácilmente desde cualquier parte o desde la misma sede y en forma gratuita, los tutores siempre se mostraron disponibles, se establecieron siempre espacios de socialización, se incentivo en nosotros el espíritu innovador, investigativo y emprendedor…incluso hasta se ofrecían rebajas en la matricula solo con presentar el volante electoral, razón por la cual y no me da pena decirlo, fue la única motivación que encontré en ocasiones para acercarme a una mesa de votación y si no es por esa rebaja, el levantarme temprano a votar por Alvarito, me tendría hoy mucho mas arrepentido.
La Universidad nacional abierta y a distancia, es sin duda ese lugar diferente y especial que todos estábamos esperando y que nos abre todo un abanico de posibilidades a escoger y muchos motivos para visitarla…incluyendo el hecho que contemos con la Rectora mas bonita de Barranquilla.
Todos nosotros llegamos al CEAD por diferentes motivos y en variadas circunstancias, muchos después de pasar muchos años sin pisar un aula de clases, otros, recién graduados del colegio, pero todos estoy seguro, llenos de expectativas e ilusiones que hoy vemos hechas realidad. También estoy seguro que muchos de nosotros tenemos hacia la UNAD y hacia todo el conjunto de trabajadores y de tutores amplios y sinceros motivos de agradecimiento y cariño por todos los buenos servicios prestados…llevaremos la imagen de esta institución grabada por siempre en nuestras mentes, en nuestras acciones y en nuestros corazones…y así como un día me hablaron a mi de esta universidad, yo hare lo mismo y la recomendare a ojo cerrado por siempre.
Agradezco de nuevo Dios, por presentarse en aquellos momentos de flaqueza y mostrarme que lo imposible era posible, a Mis padres por mantener su fe en mi esfuerzo y en mi capacidad, a mis amigos por su incondicional apoyo, a mis compañeros de estudio por compartir conmigo su amistad, su empuje, y su sabiduría, A los tutores, a los de ayer y a los hoy presentes, por su entera disposición, por su guía certera, por su motivación e incentivo y por compartir todas sus experiencias, Al personal administrativo, servicios generales y de registro control por su permanente, amable y efectivo servicio…y por ultimo me doy gracias a mi mismo por mantener siempre presente que el objetivo logrado se disfruta mas si se ha realizado un gran y sincero esfuerzo.
Hoy y por siempre, cuando alguien me pregunte sobre mi experiencia en la UNAD…responderé al mejor estilo de José Eustaquio, apretando cintura y sacando pecho… ¡Excelente!
¡FELICITACIONES GRADUANDOS!
¡MUCHAS GRACIAS!

Por:
ERNESTO CARLOS HERAZO VERGARA






Comentarios

  1. Felicitaciones Ernesto, un logro muy grande has conseguido. Fui testigo de tu época en la universidad tradicional y lo que sufriste en ella. Me alegra que hayas encontrado tu rumbo. Un abrazo

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