AÑO NUEVO... ¿VIDA NUEVA?...PART 2/ENERO.


Hoy es lunes 2 de enero de 2012... A excepción del cambio de digito en la fecha y de la posibilidad de que este año se acabe el mundo, todo, absolutamente todo... sigue igual.

Todavía no acabo de entender ni de procesar mentalmente, todas las ilusiones y los deseos que se hizo la gente en las postrimerías del ya olvidado 2011... ¿Para qué tanto agüere?... ¿Para que las 12 uvas, el panty amarillo, las lentejas en los bolsillos y la vuelta  la manzana con la maleta más vieja que había en la casa?...la vida sigue igual y tal cual la dejamos hace un par de días... seguimos en la misma rutina de los anteriores 365 días.

Generalizando, los deseos que se piden el 31 de diciembre se resumen en estos tres: Salud, dinero y amor.

¿Salud?...¿cuál salud?...la mayoría de los Colombianos, este día de hoy lunes 2 de enero, nos levantamos peor que nunca, pues tenemos acumulados varios días de indigestión por la cena del 31 mas los traguitos que nos tomamos esa noche... por si fuera poco muchos de nosotros no encontramos limite en nuestra gula, y por el contrario nos desenfrenamos en una orgía astronómica de carácter épico... similar a las de Nerón en sus bacanales romanas... pues no contentos con “empaquetarnos” la porción que nos sirvieron en casa y de repetir plato... tuvimos la osadía de aceptar las viandas ofrecidas por nuestros vecinos cuando les fuimos a “dar el feliz año”... seguido de otro “whiskisito”, de otro “aguardientito” o de otro “vinito”. También es muy típico de nuestra Macóndiana idiosincrasia, el famoso desenguayabe, el cual para sorpresa de muchos incluye nuevamente toneladas de comida y litros y litros de aguardiente, ron y cerveza... mejor dicho... las vainas locas de mi pueblo.
Por supuesto nadie se acuerda que el siguiente día es hábil laboral y que tenemos que levantarnos temprano a trabajar... y el que se acuerda, pues simplemente se encoge de hombros al mismo tiempo que recita convencido y con aire de auto indulto, la misma oración (muy colombiana por cierto) de siempre: Una vez al año... no hace daño. Conclusión, el lunes nos levantamos con un sabor agrio en la boca, dolor de cabeza, ganas de vomitar y hasta diarrea... sin mencionar el cansancio acumulado, la pereza y el sentimiento de culpa que se apodera de nosotros por no haber aprovechado estos días para estar en estado de reposo absoluto... en fin... ¿salud?...ni pío.

El dinero... este deseo se relaciona con la ilusión de que este recurso, mágicamente y de un día para otro, se multiplique... lo irónico de todo esto, es que en la realidad, lejos de nuestras fantasías, sucede todo lo contrario. El año lo estrenamos más pobres que nunca, pues nos hemos bebido y comido todos nuestros ingresos en menos de ocho días. Primero el 24 celebrando la navidad con los regalos del niño Dios, los aguinaldos, la cena y los famosos “traguitos”... menos mal y el uso de la pólvora esta prohibido, así que nos salvamos de otro débito seguro en nuestro bolsillo, el cual incluye también gastos médicos y de hospitalización. El mismo ceremonial se repite invariable, el día 31 cuando despedimos el año. Durante este período también se incluyen otros gastos, como los aguinaldos que repartimos entre el personal de servicios y los tenderos, las reuniones de despedida de año con los compañeros de oficina, las donaciones... etc. son muchos los gastos que hacemos en esta época... eso si... elegantes y bien vestidos porque además tenemos que “estrenar pinta” el 24 y el 31 así que por lo general, la mayoría de los Colombianos empezamos el nuevo año “mas limpios que las nalgas del niño Dios”...

los mas afortunados quedan con lo “de los buses” y los menos afortunados quedan debiendo hasta la camisa, rogando para reponerse un poquito y acumular fuerzas para la temporada escolar y las próximas festividades... mejor dicho, para tener algo que empeñar cuando empiecen a llegar los nuevos gastos.

El amor... menos mal que yo ese tema lo borre de la lista y para mí es una preocupación menos. La mayoría de la gente cuando se refiere a este tópico, ponen carita de compungidos y como si estuvieran grabando un comercial de alguna ONG que pide recursos para combatir la hambruna en el África, dicen a viva voz...  Yo pido amor para mis hijos, para mi familia y para todos los habitantes del planeta... si como no, esa respuesta de reina de belleza me la recogen y me la envuelven, que la realidad es mucho menos generosa y la gente es más individualista de lo que todos se atreven a aceptar...

Todos queremos y esperamos al famoso príncipe azul o a la tan anhelada media naranja, fantaseamos imaginándonos el glorioso día en que lleguen a la puerta de nuestra casa y nos ofrezcan carro, casa y beca... pero como la realidad es mucho mas cruel, la mayoría solo nos quedamos con los deseos y nos toca resignarnos a seguir con nuestro “peor es nada”... por mi lado lo más cercano al amor con lo que empieza este 2012, es LaMor... tadela que me comí en el desayuno.

Bueno, el 2012 empieza igual que todos los años, con gastritis, con deudas y con el mismo corazón roto o acostumbrado de siempre... por otro lado, la mayoría pues estamos contentos y agradecidos, porque nuestra familia esta bien y reunida, porque seguimos con trabajo, porque fuera del ardor en las tripas, nuestra salud es buena, porque todavía tenemos amigos que nos aprecian, porque tenemos techo, porque en la nevera están congeladas las sobras del 31 así que el almuerzo de hoy esta asegurado, porque la vida sigue con su misma rutina, pero sigue... y sobre todo, sobre todo, sobre todo... porque desde que el reloj marco las 12:01 del 1 de enero de 2012  en Barranquilla ya empezó el carnaval… Y guepajé!


Por:

Ernesto Carlos Herazo Vergara

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