AÑO NUEVO… ¿VIDA NUEVA?

Esa es la siempre presente pregunta que nos hacemos y el anhelo de la mayoría de todos los colombianos cuando ya nos sentimos encima el 31 de Diciembre.
Digo…si es tan importante, ¿porque carajos entonces no formulamos y planificamos bien todos nuestros deseos durante todo el año que ha transcurrido?...hacemos la revés, apenitas faltando unos días o a veces algunas horas, es cuando nos ponemos en la tarea de formular, poner en orden y redactar todo lo que esperamos que ocurra en nuestras vidas a partir de las 12:01 del nuevo año…ahí empezamos mal.
Otra costumbre, bien típica y folclórica que tenemos, son los famosos agüeros…bien particulares y ridículos que son todos…y comprobadamente ineficaces.
En una ocasión vi que en un programa de televisión, recomendaban lo siguiente: a las 12 de la noche quebrar un huevo y echar su contenido en un vaso de vidrio transparente lleno de agua y dejarlo en reposo debajo de la cama toda la noche. Al día siguiente debía uno rescatar el vaso y su contenido y observarlo con detenimiento, se suponía que nuestro futuro seria igual o similar a la forma que tomara el huevo durante todo ese tiempo que estuvo en reposo…bueno, imagínenme agachado, con dolor de cabeza y con ganas de vomitar, tratando de alcanzar el dichoso vaso, con ese olor a huevo tan horrible, solo para darme cuenta de que había desperdiciado un buen desayuno y que el huevo no tenia ninguna forma reconocible…ni forma de casa, ni forma de carro, ni forma de números (para jugarlos en la lotería) ni mucho menos la enguitarrada forma que me permitiera imaginarme la contorneada silueta de la que seria la futura madre de mis hijos…ninguna forma…seguramente, por eso fue que ese año resulto ser tan enredado y sin sentido. Lo único real durante ese episodio fue el abrazo de compadre que le di al inodoro de mi casa, porque esa combinación de guayabo con el olor a huevo podrido, fue una prueba muy dura para que lo resistiera mi ya golpeado estomaguito.   
¡Las 12 uvas!…para lo único que sirvieron, fue para salir con cara de globo en las fotos y para que uno de mis familiares se desquitara de mí cariñosamente, dándome unas “palmaditas” en la espalda porque la uva No 9 se me iba atragantando. Para nada sirvió tanto suplicio porque la verdad es que en  la sexta uva ya se me habían agotado los deseos
Otro agüero pendejo y cursi, es el famoso “cuco” amarillo…en mi caso, usar el 31 de diciembre el calzoncillo amarillo…y para mas suplicios, tener que colocárselo al revés…francamente ya olvide pa que era lo que servía el famoso calzoncillo…de lo único que estoy seguro es que me veía igualitico a Piolín y que solo sirvió para esa única ocasión…porque al usarlo toda la noche y después de doble porción de pernil, pues la famosa e infaltable rayita que quedo después de tanto ajetreo y del ataque de gases , se hizo mas notoria y no hubo ni Fab ni Ariel lo suficientemente triple  reforzado para que la lograran erradicar de la tela…así que hasta ahí llego ese invento, o sea…¿ que buena suerte puede traer un hp calzoncillo amarrillo al que se le nota lo cagao?...pues ninguna!
Uno que medio me sirvió, fue el darle la vuelta a la manzana, corriendo con unas maletas,  mi ilusión era recorrer el mundo y me imaginaba a mi mismo en las blancas playas de Jamaica, en París, Nueva York  y Tokio.
…bueno, ese año si viaje y bastante, pero no pase de Cartagena y de Santa Marta…y eso por puro  trabajo, cero placer…me gaste como tres pares de zapatos recorriendo calles y buscando direcciones, tuve que ir al medico porque se me produjo un lumbago terrible y hasta en una ocasión, atracaron el bus en el que venia viajando…no se si influyo en el incumplimiento del deseo el hecho de que me canse de correr con esas maletas antes de terminar el recorrido, la verdad es que no llegue ni a media cuadra, y para colmo cuando venia de regreso para mi casa, pise una pila de popó de perro, di un mal paso, tropecé y me caí…
Aterricé sobre las maletas y las eche a perder…bueno, eso le puede pasar a cualquiera… ¿cierto?
Por ultimo, las lentejas en los bolsillos…lo único que conseguí con ese famoso agüero, fue que en mi casa se pusiera la cosa bien critica y que tuviéramos que amarrarnos el cinturón por todo un año…año en el cual, las lentejas , se convirtieron en el plato fuerte durante casi todos los almuerzos, porque solo alcanzaba para comer carne una sola vez al mes…por supuesto, mi familia y yo, duramos un largo rato en el que no podíamos ver las lentejas ni en pintura…y mucho menos en los bolsillos.
En fin, esto del año nuevo y de los agüeros, pues es cuestión del interés y de la fe que le ponga cada persona…los que ven el vaso medio vacío, seguro seguirán igual de pesimistas, y los que lo vean medio lleno, también seguirán en su conveniente optimismo…a los que les fue bien durante el año, estarán contentos y agradecidos con la vida y deseosos que el nuevo año siga en la misma racha…a los que les fue mal, pues no verán la hora en que termine el conteo de despedida del año viejo.
Este año me encontré una carta con los deseos que escribí hace 15 años…y siguen siendo los mismos que he tenido años tras año…así que ante tanta falta de imaginación y renovación , pues he decidido simplemente tratar de olvidar lo malo del pasado y vivir lo bueno del presente, sin estar anhelando un futuro incierto, procurando eso si, hacer las cosas bien para así por lo menos asegurar un poco de tranquilidad y tener la confianza y la satisfacción personal de estar haciendo una buena siembra para poder tener una buena cosecha…

¡FELIZ AÑO NUEVO QUERIDOS AMIGOS!
POR:
Ernesto Carlos Herazo Vergara.



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