SÚPER POWER

Hoy he decidido no encender el televisor, bueno…hacerlo mas tardecito y que esta no sea mi primera acción del día. La televisión es uno de los medios de comunicación mas poderosos que existe, si bien, a veces puede parecer que nos apartara a la fuerza de una vida mas productiva, también es cierto que la televisión es el medio que nos puede llevar a conocer nuevas culturas, diferentes ideas y nos permite sin duda, fantasear con otros mundos y otras formas de percibir la realidad…un efecto similar al que se produce cuando se abre y se lee un libro, pero a no todos nos gusta leer.

Hay muchas cosas, situaciones, reales o de ficción, que despiertan nuestro interés, admiración y deseo, algunas de las cuales nos gustaría emular, vivir o tener, así sea por un instante…bueno, esto se da con frecuencia entre quienes somos fieles seguidores de la caja mágica o de la pantalla grande, aquellos seres que nos dejamos atrapar por esa magia y que a veces hacemos equilibrio en esa delgada línea que separa a la fantasía de la realidad.

Una de esas situaciones o que a mí en particular me despierta admiración y deseo, se da en ciertas películas de ficción, especialmente aquellas en que el protagonista tiene poderes especiales, poderes sobrehumanos, que lo elevan y lo destacan inmediatamente por encima de los demás seres vivientes. Son seres extraordinarios, los llamamos superhéroes y sus características innatas, adquiridas o cultivadas en años de entrenamiento, les permiten a estos seres humanos o extraterrestres, superar muchas leyes de la física y ejecutar actos increíbles y heroicos; por eso no es de extrañarse que muchos niños y muchos que ya dejaron de ser niños, sean fieles admiradores de Superman, Batman, Hulk, y el Hombre araña y que muchos de ellos, en sus juegos infantiles o secretamente en un momento de ocio en el trabajo, se dejen llevar por la imaginación y se vean así mismos envueltos en trajes ceñidos al cuerpo, dueños de una vigorosa y varonil musculatura, volando o conduciendo un poderoso vehiculo, llegando al sitio del desastre salvando al mundo de un nuevo peligro, para luego ser aclamados por una gran multitud que aplaude emocionada ante la nueva hazaña de su gran héroe….bueno, soñar no cuesta nada.

Para quienes nos gusta la TV y la ciencia ficción, el imaginarse a si mismos, volando y combatiendo a los malhechores, es un placer inevitable, porque inclusive viendo los programas del Chapulín Colorado, nuestro único héroe latinoamericano con superpoderes, (no se si el zorro califique para superhéroe), recuerdo que me quedaba lelo y no podía dejar de imaginarme las cosas que haría si yo tuviese a la mano un frasquito lleno de pastillas de “Chiquitolina”.

En fin, ya al borde de los 40, confieso que sigo imaginándome a mi mismo con súper poderes…y no solo cuando veo una película de superhéroes, ni solo teniendo súper fuerza, volando o haciéndome invisible. Eso ya esta muy usado.

Uno de los recuerdos que tengo bien impresos en mi memoria son las palabras que pronuncio una jefa de personal de una de las empresas en las que he trabajado, cuando le firmaba un memorando: Ernesto, el mundo nunca va a ser como tú quieres que sea.

Si bien tal vez sea una verdad irrefutable, el tono venenoso y lleno de un sarcasmo malicioso con el que esa mujer expreso esa frase, convirtió esa sencilla verdad en una especie de mortificante motivador que impulsa muchas de las cosas en las que pienso y creo…y es la fuente del súper poder del que soy dueño en mis fantasías y que no es mas que tener el poder de hacer que el mundo sea como a mi se me de la gana.

Este súper poder funciona de manera muy simple, no es volando, ni con súper fuerza, ni lanzando rayos por los ojos. No pretendo luchar contra alienígenas invasores, ni contra ejércitos de zombies, ni contra un dinosaurio gigante, ni mucho menos enfrentarme contra un supervillano que atemoriza a la ciudad con un cañón de rayos ultra vaporizadores…el objetivo de mi poder es mas sencillo, mas mundano…es simplemente combatir y cambiar todo aquello que no me gusta y transformar el mundo en la utopia que siempre he deseado.

Este súper poder funciona como el de Mandrake el mago, solo que el mío es súper…el de Mandrake fue adquirido con muchos años de entrenamiento, el mío como es un súper poder…pues se dio de manera instantánea y sin mayor esfuerzo. Al Igual que Mandrake mi poder radica en el dominio mental, en la manipulación del pensamiento y de la realidad que perciba el individuo, en el instante que le aplique una dosis de mi avanzada y superior habilidad.

Este poder pues no aplicaría ni seria utilizado para acabar con las FARC, ni con el narcotráfico, ni con la corrupción, ni mucho menos con la inequidad social…pretender eso, de verdad que se sale del alcance de cualquier mente fantasiosa, y además es prácticamente imposible…si no lo pudo hacer súper Uribe después de prometerlo tanto y de transcurridos 8 años, pues mucho menos podría lograrlo yo, que soy un simple mortal con superpoderes mentales, bueno…ejem, solo en mi fantasía.

Yo aplicaría esto directamente en la calle, en la vida diaria, por ejemplo…me metería en la mente de un vecino pendejo y moroso que deja su camioneta estacionada justo debajo de la ventana de mi cuarto y cuya alarma suena de manera estridente activándose con el estimulo mas simple que exista, si pasa un carro, si pasa una moto…es mas, si pasa el man que vende peto o aguacate (y a quienes tengo en la mira) la dichosa alarma se activa…y esto es todo el santo día…cada vez que esto pasa, o sea cada 5 minutos, no puedo evitar imaginarme a mi mismo desde mi ventana con una bazuca en el hombro disparándole al dichoso carro, destruyéndolo en mil pedazos para luego decirle a mi fastidioso vecino que deje de ser tan vivo, que pague el parqueadero y que estacione su camioneta en un lugar tranquilo donde la alarma no se active por cualquier cosa y todo el mundo se tenga que volver loco soportando semejante escándalo. Obviamente esto es solo una manipulación de la mente, pero el efecto real de mi súper poder seria que al liberar la mente de mi vecino, el recuerdo de esta ilusión seria muy real, lo cual haría que mi vecino cambie de actitud inmediatamente y se decida por la opción que yo le he ordenado, so pena de repetir el castigo.
Este poder seria muy útil para utilizarlo con los parlanchines en la sala de cine, con los psicópatas que manejan bus, camiones o taxis, con los empleados públicos, haciendo fila en los bancos o con las viejas conchudas que después que les han facturado dos carritos llenos de víveres en el supermercado, todavía se hacen esperar 20  minutos mas porque enviaron al hijito de 7 años a buscar un paquete de toallas sanitarias marca X que se les olvido y el que necesitan urgentemente porque ya vienen “esos días”…en fin, seria para utilizarlo en esas miles de situaciones cotidianas que me sacan de quicio y que atentan contra la visión utópica de la sana convivencia que creo debe imperar en el mundo ideal en el cual quiero vivir.

Por supuesto, este superpoder, toca imaginárselo, por que en el mundo real solo hay dos opciones…aguantarse o quejarse, la mayoría de la gente escoge la primera, encogerse de hombros, suspirar y simplemente mirar hacia otro lado, con cara de estar pensando: esto no es conmigo, yo no me doy mala vida y la cojo suave…que sufran los otros porque yo, no. Francamente, yo me siento muy tentado a optar por esa alternativa, porque quejarme en voz alta no me ha funcionado, por el contrario el mundo sigue pudriéndose y mal funcionando a mi alrededor y yo me sigo ganando antipatías (como la de aquella jefa de personal), pero todavía muy en el fondo, y aunque sin afán de adquirir por casualidad un superpoder mental, sigo trabajando y esforzándome, para que al igual que le pasa a mucha gente que conozco, algún día, ya sea por otorgamiento divino, convicción o esfuerzo, pueda lograr lo que tanto anhelo, lograr desbaratar aquella maliciosa profecía y por fin vivir y lograr construir a mi alrededor mi propio mundo, un mundo justo tal como yo quiero que sea.

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